La marioneta de trapo
La marioneta de trapo
Si por un instante se
olvidaran de que soy una marioneta de trapo, y me regalaran un trozo de vida,
posiblemente no diría todo lo que pienso, pero, en definitiva, pensaría todo lo
que digo. Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan.
Dormiría poco y soñaría
más, entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos perdemos sesenta
segundo de luz. Andaría cuando los demás se detienen, despertaría cuando los
demás se duermen, escucharía mientras los demás hablan, y cómo disfrutaría de
un buen helado de chocolate…
Si me obsequiara un trozo
de vida, vestiría sencillo, me tiraría al sol, dejando al descubierto no
solamente mi cuerpo, sino mi alma.
Si yo tuviera un corazón…
Escribiría mi odio sobre el hielo, y esperaría a que saliera el sol.
Regaría con mis lágrimas
las rosas, para sentir el dolor de sus espinas, y el encarnado beso de sus
pétalos…
Si yo tuviera un trozo de vida… No dejaría
pasar un solo día sin decirle a la gente que quiero, que la quiero.
A los hombres, les
probaría cuán equivocados están al pensar que dejan de enamorarse cuando
envejecen, sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse.
A un niño le daría alas,
pero dejaría que él solo aprendiese a volar. A los viejos, a mis viejos, les
enseñaría que la muerte no llega con la vejez sino con el olvido.
Tantas cosas he aprendido
de ustedes los hombres… He aprendido que todo el mundo quiere vivir en la cima
de la montaña sin saber que la verdadera felicidad está en la forma de subir la
escarpada.
He aprendido que un hombre
únicamente tiene derecho a mirar a otro hombre hacia abajo, cuando ha de
ayudarlo a levantarse.
Son tantas cosas las que
he podido aprender de ustedes, pero finalmente mucho no habrán de servir porque
cuando me guarden dentro de esta maleta, infelizmente me estaré muriendo...
Gabriel García Márquez
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